“Ésta es una de esas noches en las que no hay nada. Imaginaos que fuera
siempre así. Vacío. Apático. Sin luz. Sin danza. Sin asco, siquiera.
De esta manera, uno ni siquiera tiene el buen sentido de suicidarse. La
idea ni se te ocurre.
Te levantas. Te rascas. Bebes un poco de agua.”
Bukowski. El capitán
salió a comer y los marineros tomaron el barco.
No quiero tenerte, pues no puedo tenerte como nos merecemos tenernos, no nos tenemos como queremos tenernos, pues somos estúpidos y no hemos logrado amarnos. Nos quisimos mucho y nos odiamos luego, ahora... ahora nos amamos en el recuerdo y nos deseamos en los futuros.
¡Vuelve a casa! gritará el hombre horrible que aún te ama. ¡torpe tordo que ha olvidado como volar! te escribirá ella mientras se aleja, pues cree que es hora de partir, pero no sin antes seguirte amando hasta que las plumas vuelvan a crecer. ¿Quién cuida de los hombres cuando han perdido las plumas?
El dolor, como la vida, no tiene sentido.
Cuando te dejo ir, es cuando el barco se va a la deriva, y
aún me sabe bien, pues todo lo que vivimos me sigue sabiendo bien. Dale mis
saludos a los marineros en otro puerto, pues los míos se amotinaron y
abandonaron el barco.
Roberto.-