Reloj
Son las 1 de la tarde, y quiero suicidarme. Son las 8, y
miro a mi gato. Le envidio.
Son las 3 de la mañana, y no veo sino azufre en mi boca, que
se desmorona. Como las persianas de la habitación, al calor de mis neuronas.
Observo menguante la luz entre las persianas, que flamean,
que se retuercen y bailan ante este pensamiento.
Es un rito. Será el Monstruo que viene a devorarme. Y no me
escupe, me defeca.
¿Cuándo serán las 6?
mi alma ya no… ¿me quiere? -¿y entonces?-
el carruaje se fue. Miro por la ventana, es solo mi jardín;
son solo mis añoranzas.
Ya pasan de las 9. He perdido las 6 otra vez.
Abro la puerta, son las 5. Y me atormenta esperarte. Entras
por la puerta, es muy pronto. Te desprecio, y te vomito. Estoy exhausto.
¡Maldigo el instante que toqué esa manilla…!
Y ya dan las 10.
Es demasiado tarde para esperar otra vez.
Roberto.-